jueves, 5 de junio de 2025

Hunedoara, Rumanía

 El sol de la tarde se reflejaba en el parabrisas de la camper, ya se iba notando que era el mes de junio, mientras recorríamos las carreteras de Rumanía, cada kilómetro acercándonos más a Hunedoara y su legendario castillo. Las colinas verdes se extendían a ambos lados de la carretera, y de vez en cuando algún pueblo pintoresco se asomaba, con casas de tejados rojos y calles adoquinadas que hablaban de siglos de historia.

Tras varias horas de ruta, el imponente Castillo de Hunyadi emergió en el horizonte como una visión sacada de un cuento medieval. Sus torres góticas y murallas de piedra parecían desafiar el paso del tiempo, mientras el puente de madera sobre el foso nos invitaba a cruzar y descubrir sus secretos. Al entrar, cada rincón susurraba historias de batallas, reyes y leyendas. Los salones adornados con tapices, las mazmorras frías y la majestuosa Sala de los Caballeros nos transportaban a una época de caballería y conspiraciones.

Desde las almenas, la vista sobre Hunedoara era impresionante, el sol teñía las piedras del castillo de tonos dorados y el viento murmuraba antiguos relatos. Nuestro viaje había sido una travesía a través del tiempo, donde la carretera y la historia se fusionaban en un solo destino. Y mientras el día llegaba a su fin, con la camper esperándonos para seguir explorando, sabíamos que este viaje quedaría grabado en nuestra memoria como una aventura inolvidable.













Saber que no se sabe, eso es humildad. Pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad




El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él

Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber



Vale más saber alguna cosa de todo, que saberlo todo de una sola cosa








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