Rivello, Italia

 El sol comienza a descender mientras nuestra camper serpentea por las carreteras montañosas de la región de Basilicata, y nos acercamos a Rivello, un pintoresco pueblo medieval que se asoma sobre un valle profundo, en la ladera de las montañas del Pollino. Esta joya escondida, rodeada de naturaleza y historia, promete ser una experiencia única. Aparcamos cerca del centro del pueblo y, con las primeras vistas panorámicas, nos preparamos para explorar este encantador rincón del sur de Italia.

Comenzamos nuestro recorrido por el centro histórico, un laberinto de callejuelas estrechas, plazas empedradas y casas de piedra que parecen haber resistido el paso del tiempo. Cada rincón de Rivello cuenta con una historia, y nos dejamos llevar por la atmósfera medieval que impregna el lugar. El silencio es interrumpido solo por el sonido de nuestras pisadas sobre el pavimento antiguo y el ocasional murmullo de los habitantes locales que charlan en los pequeños cafés.

Las casas, algunas de ellas con balcones adornados con flores, tienen un aire acogedor y lleno de carácter. Nos encontramos con la Piazza del Popolo, una pequeña plaza donde el tiempo parece haberse detenido. La iglesia de San Giovanni Battista, con su fachada simple pero imponente, está justo en el centro de la plaza, invitándonos a entrar y admirar su interior austero y lleno de paz.

Decidimos subir hacia uno de los miradores más altos del pueblo, desde donde podemos ver cómo Rivello se extiende hacia el valle, rodeado por montañas cubiertas de vegetación. El paisaje es impresionante: las colinas y los bosques parecen interminables, y el río Noce serpentea por el fondo del valle, brillando a la luz del sol que se va ocultando lentamente. Nos tomamos un momento para simplemente admirar la vista, sintiéndonos parte de este paisaje inmenso y tranquilo.

Rivello es un lugar perfecto para los amantes de la naturaleza. Decidimos caminar por los alrededores del pueblo, donde el aire fresco de la montaña llena nuestros pulmones. Nos adentramos en pequeños senderos que nos conducen a bosques frondosos, donde los árboles se entrelazan y la calma es absoluta. El canto de los pájaros y el crujir de las hojas bajo nuestros pies son los únicos sonidos que acompañan nuestra caminata.

El río Noce, con sus aguas cristalinas, es otro de los atractivos de la zona. Pasamos un rato junto a sus orillas, sumidos en la belleza de este entorno intacto, donde el tiempo parece detenerse.

A medida que cae la tarde, el hambre nos lleva a un pequeño restaurante local. La cocina de Rivello está marcada por la tradición montañesa y los sabores auténticos de la región de Basilicata. Probamos una pasta con ragù de cinghiale, un guiso de jabalí que nos sorprende por su sabor profundo y especiado. De postre, una torta di fichi (pastel de higos), deliciosa y reconfortante. Acompañamos la comida con un vino tinto local, fuerte y afrutado, que resalta los sabores de la tierra.

De vuelta en el mirador, nos quedamos allí un rato más, esperando el atardecer. El cielo se tiñe de naranja y rosa mientras el sol se oculta tras las montañas. La vista panorámica de Rivello, bañada en esta luz dorada, es algo que permanecerá grabado en nuestra memoria. La quietud del paisaje y la belleza de este momento nos llenan de una sensación de paz y gratitud.

Decidimos pasar la noche estacionados cerca del río Noce, rodeados de montañas y vegetación. La tranquilidad es total, solo interrumpida por el murmullo del agua y el canto lejano de los insectos nocturnos. Mientras cenamos algo ligero bajo las estrellas, el aire fresco de la montaña y el ambiente sereno nos invitan a relajarnos y disfrutar de la paz de este rincón escondido de Italia.

Rivello nos ha cautivado con su autenticidad, su historia, sus paisajes y su calma. En este pequeño pueblo en lo alto de las montañas, hemos encontrado una conexión profunda con la naturaleza y con la tradición de una región aún por descubrir para muchos. Mientras cerramos los ojos, sabemos que este rincón de Basilicata siempre tendrá un lugar especial en nuestros recuerdos.

Debes hacer las cosas que crees que no puedes hacer.

Cada día es una nueva oportunidad para cambiar tu vida.

Céntrate hacia dónde quieres ir, no en lo que temes.

Si el plan no funciona, cambia el plan, pero no cambies la meta