En nuestro segundo viaje en camper, lo hicimos con Víctor aprovechando que íbamos con él a Madrid. decidimos regresar a Puerto Lápice, un encantador pueblo en la provincia de Ciudad Real, España. Habíamos disfrutado tanto de nuestra visita anterior que queríamos revivir la magia de este lugar.
Al llegar a Puerto Lápice, nos recibieron las mismas calles empedradas y el encanto rural que recordábamos. Nos sentimos como si estuviéramos regresando a un lugar familiar. Esta vez, decidimos explorar más a fondo y descubrir nuevos rincones del pueblo.
Visitamos nuevamente la Posada de Puerto Lápice, donde nos hospedamos en nuestro primer viaje. Nos recibieron con la misma hospitalidad y nos sentimos como en casa. Esta posada histórica seguía cautivándonos con su historia y su ambiente acogedor.
Recorrimos las calles y descubrimos nuevos detalles arquitectónicos y pequeñas tiendas locales. Nos sorprendió encontrar una pequeña galería de arte que exhibía obras de artistas locales. Nos detuvimos a contemplar las pinturas y a conversar con el propietario, quien nos contó historias sobre la comunidad artística en el pueblo.
Decidimos visitar nuevamente el Molino de Viento Infante Don Quijote. Esta vez, subimos hasta la cima y disfrutamos de las impresionantes vistas panorámicas del paisaje circundante. El viento soplaba suavemente mientras admirábamos la belleza de los campos y las montañas a lo lejos.
También nos aventuramos fuera del pueblo para explorar los alrededores en nuestra camper. Descubrimos caminos rurales y nos adentramos en la naturaleza. Realizamos una caminata por los senderos cercanos y nos maravillamos con la flora y la fauna que encontramos a nuestro paso.
Como no podía faltar, nos sentamos a disfrutar de la deliciosa gastronomía local. Probamos platos típicos como el cordero asado y el gazpacho manchego, deleitándonos con los sabores auténticos de la región.
En resumen, nuestro segundo viaje a Puerto Lápice en camper fue una experiencia igualmente gratificante. Pudimos revivir la magia y la tranquilidad de este encantador pueblo. Exploramos nuevos rincones, disfrutamos de las vistas desde el molino de viento y nos conectamos con la naturaleza que lo rodea. Sin duda, Puerto Lápice seguirá siendo un destino especial en nuestros futuros viajes en camper.
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Los bueyes que me cornearon, a mejores prados me echaron. |
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