Decidimos visitar la Playa de Beliche, ubicada en Sagres, Vila do Bispo, Portugal. Esta playa era conocida por su belleza natural y su ambiente tranquilo, por lo que fue un lugar imprescindible en nuestro itinerario.
Al llegar a la Playa de Beliche, quedamos impresionados por sus acantilados imponentes y su arena dorada. El sonido de las olas rompiendo en la orilla creaba una atmósfera relajante y nos invitaba a disfrutar de la serenidad del lugar. Nos instalamos en un rincón apartado de la playa, desplegamos nuestras toallas y nos relajamos bajo el cálido sol.
Decidimos explorar los alrededores de la playa y nos adentramos en los senderos que conducían a los acantilados. Desde lo alto, obtuvimos unas vistas panorámicas espectaculares del océano y de la costa rocosa. La brisa marina acariciaba nuestro rostro mientras admirábamos la belleza natural que nos rodeaba.
Después de un día lleno de sol, mar y naturaleza, decidimos visitar el cercano pueblo de Sagres. Allí exploramos su fortaleza histórica, el Fuerte de Sagres, que ofrecía vistas impresionantes del océano Atlántico. Nos sumergimos en la historia marítima de la región y aprendimos sobre los navegantes y exploradores que partieron desde estas tierras en busca de nuevas rutas.
Terminamos nuestro día en Sagres disfrutando de una deliciosa cena en uno de los restaurantes locales, donde probamos platos típicos de la gastronomía portuguesa. El bacalao a bras, los mariscos frescos y el famoso vino de Oporto fueron parte de nuestra experiencia culinaria.
Nuestra visita a la Playa de Beliche en Sagres fue un momento de conexión con la naturaleza y de disfrute de la tranquilidad del entorno. Nos despedimos con la promesa de volver algún día para seguir explorando los tesoros ocultos de esta hermosa región de Portugal.
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