Hace algún tiempo, emprendimos un emocionante viaje en nuestra camper hacia un lugar lleno de encanto y tradición: Casas de Don Pedro. Con la emoción de descubrir lo imprescindible que este pequeño pueblo extremeño tenía para ofrecer, nos adentramos en sus calles y nos dejamos envolver por su ambiente acogedor.
El viaje en la camper fue una experiencia maravillosa, disfrutando de los hermosos paisajes que nos rodeaban mientras recorríamos las carreteras que nos conducían a Casas de Don Pedro. Al llegar, encontramos un lugar tranquilo para estacionar nuestra camper y comenzamos a explorar los tesoros que este pintoresco pueblo tenía para ofrecer.
Nuestro primer destino imprescindible fue el Castillo de Casas de Don Pedro, una antigua fortaleza que se alzaba majestuosamente en el centro del pueblo. Quedamos maravillados por su arquitectura medieval y su historia que se remontaba siglos atrás. Recorrimos sus murallas y torres, disfrutando de las vistas panorámicas del entorno y dejando volar nuestra imaginación hacia tiempos pasados.
Continuamos nuestro recorrido por Casas de Don Pedro, explorando sus calles estrechas y empedradas. Nos detuvimos en la Plaza Mayor, el corazón del pueblo, donde disfrutamos del ambiente tranquilo y nos mezclamos con la vida local. Admiramos las fachadas de las casas tradicionales y nos deleitamos con el encanto rústico que las envolvía.
No podíamos dejar de visitar la Iglesia de San Juan Bautista, una joya arquitectónica que destacaba por su elegancia y esplendor. Nos adentramos en su interior, maravillándonos con sus detalles artísticos y sintiendo una conexión especial con la historia y la religiosidad del lugar.
No pudo faltar nuestra visita a la playa de calicanto, donde disfrutamos una buena mañana de un delicioso baño.
Además, aprovechamos nuestra estancia en Casas de Don Pedro para disfrutar de la gastronomía local. Probamos platos típicos de la región, como las migas extremeñas, el gazpacho de invierno y el queso de la comarca. Cada bocado era un deleite para nuestros sentidos, permitiéndonos saborear la autenticidad y el sabor de la cocina tradicional.
Después de días llenos de descubrimientos y momentos inolvidables, nos despedimos de Casas de Don Pedro con un sentimiento de gratitud y enriquecimiento. Cada lugar imprescindible que visitamos nos permitió sumergirnos en la esencia de este encantador pueblo extremeño y conectarnos con su historia, su cultura y su autenticidad. Mientras partíamos en nuestra camper, llevábamos con nosotros los recuerdos y la promesa de nuevas aventuras en lugares fascinantes. Casas de Don Pedro siempre ocuparía un lugar especial en nuestros corazones.
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Solo se vive una vez, pero si lo haces bien, con una es suficiente. |
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