Nuestro emocionante viaje en camper nos llevó a la hermosa región de Huesca, en España, donde descubrimos un lugar imprescindible: Alquézar.
Al llegar a Alquézar, quedamos maravillados por su encanto medieval. El pueblo se alzaba en lo alto de una colina, rodeado de imponentes montañas y atravesado por un río de aguas cristalinas. Aparcamos nuestra camper en un área designada y nos adentramos en las estrechas calles empedradas de este pueblo lleno de historia.
Comenzamos nuestra exploración en el casco antiguo de Alquézar, donde nos sumergimos en su atmósfera medieval. Paseamos por sus callejuelas estrechas, admirando las antiguas casas de piedra y los balcones llenos de flores. Nos detuvimos en la plaza principal, donde pudimos disfrutar de las vistas panorámicas de los alrededores.
Decidimos visitar la joya de Alquézar: su impresionante colegiata. Nos quedamos maravillados por su arquitectura gótica, sus imponentes arcos y sus detalles ornamentales. Nos adentramos en su interior, explorando sus capillas y su hermoso claustro. Fue una experiencia que nos transportó a tiempos pasados y despertó nuestra admiración por el arte y la historia.
Después de visitar la colegiata, nos aventuramos a explorar los alrededores de Alquézar. Realizamos una caminata por los senderos que bordean el cañón del río Vero, disfrutando de las espectaculares vistas de las formaciones rocosas y los paisajes naturales. Nos detuvimos en miradores estratégicos para admirar el cañón en toda su grandeza.
No podíamos dejar Alquézar sin probar su deliciosa gastronomía. Nos sentamos en un acogedor restaurante y disfrutamos de platos típicos de la región, como la ternasco asado y las migas. Cada bocado era una explosión de sabores auténticos que nos conectaba con la rica tradición culinaria de Huesca.
Al caer la tarde, nos dirigimos al mirador de Santa Bárbara para presenciar la puesta de sol sobre Alquézar. El cielo se llenó de tonos dorados y rosados, creando un paisaje de ensueño. Nos sentimos agradecidos por haber tenido la oportunidad de descubrir este rincón imprescindible de Huesca y de disfrutar de su belleza natural.
Nos despedimos de Alquézar con la certeza de que habíamos vivido una experiencia inolvidable. Nos subimos a nuestra camper, llevándonos los recuerdos y las emociones de este lugar mágico. Continuamos nuestro viaje, sabiendo que Alquézar siempre ocupará un lugar especial en nuestros corazones y en nuestra memoria viajera.
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Con los agarradores de cuerdas para escalada colocados en pared casi
vertical, nos acordamos mucho de nuestros amigos Marisa y Antonio. |
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