El sol sigue su ascenso mientras nos alejamos de Lovech y nos adentramos en las montañas de los Balcanes. Nuestro destino: el Monasterio de Troyan, un lugar de paz y espiritualidad que ha resistido el paso de los siglos.
Al llegar, nos recibe la imponente arquitectura del monasterio, con sus muros blancos y tejados de madera oscura. Fundado a finales del siglo XVI, este es el tercer monasterio más grande de Bulgaria. Su historia está marcada por la resistencia contra los otomanos y por la presencia del héroe nacional Vasil Levski, quien se ocultó aquí en su lucha por la libertad.
Atravesamos el arco de entrada y nos encontramos en un patio sereno, donde el sonido del agua del río Cherni Osam acompaña nuestro viaje. En el centro, la iglesia principal Sveta Bogoroditsa nos cautiva con sus frescos pintados por Zahari Zograph, un maestro del arte búlgaro. Sus imágenes del Juicio Final son especialmente impactantes, con escenas dramáticas que parecen sacadas de una historia épica.
Nos detenemos ante el icono de las tres manos de la Virgen, una reliquia milagrosa que ha atraído peregrinos durante siglos. La atmósfera del monasterio es única: una mezcla de historia, fe y belleza natural.
Antes de partir, exploramos el pequeño mercado cercano, donde los artesanos venden productos locales y recuerdos. Con el corazón lleno de historia y la mente en calma, nos despedimos de este rincón sagrado de Bulgaria.
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