viernes, 7 de junio de 2019

Aosta, Valle de Aosta, Italia

Embarcamos en nuestra aventura en camper y visitamos la encantadora ciudad de Aosta, en Italia. Durante nuestro viaje, exploramos los lugares imprescindibles que esta ciudad histórica tenía para ofrecer.

Al llegar a Aosta, quedamos fascinados por su rico patrimonio romano. Paseamos por las calles empedradas y descubrimos los impresionantes restos arqueológicos, como el Arco de Augusto y el Teatro Romano. Nos transportamos en el tiempo mientras admirábamos la arquitectura y la grandeza de la antigua Roma.

No podíamos perder la oportunidad de visitar la Catedral de Aosta, una joya medieval que nos impresionó con su hermosa fachada y sus obras de arte religioso en el interior. Recorrimos sus pasillos tranquilos y disfrutamos de la serenidad que emanaba.

Otro punto destacado de nuestra visita fue el Castillo de Fénis, un magnífico castillo medieval que se alzaba majestuosamente en lo alto de una colina. Exploramos sus torres y salones, imaginando la vida en tiempos pasados y disfrutando de las vistas panorámicas de los alrededores.

Nos aventuramos también a los paisajes naturales de los alrededores de Aosta. Realizamos excursiones a las impresionantes montañas de los Alpes, maravillándonos con su belleza y respirando el aire fresco de la naturaleza.

Durante nuestra estancia en Aosta, también nos deleitamos con la deliciosa cocina local. Probamos platos tradicionales como la polenta, el fontina y los famosos embutidos de la región. Cada comida fue una experiencia culinaria única que nos permitió saborear la auténtica gastronomía de Aosta.

En resumen, nuestro viaje en camper a Aosta fue una experiencia enriquecedora. Nos sumergimos en su historia y cultura, disfrutamos de la belleza de su arquitectura y paisajes naturales, y nos dejamos cautivar por la hospitalidad de su gente. Aosta es un destino imprescindible para los amantes de la historia y la naturaleza, y estamos agradecidos de haber tenido la oportunidad de explorar esta encantadora ciudad.




Es una predisposición humana considerar falsas las ideas desagradables.




Una religión, incluso si se llama a sí misma religión de paz, es dura y despiadada con quienes no pertenecen a ella.




De nuestras vulnerabilidades vienen nuestras fortalezas.


La madurez es la capacidad de posponer la gratificación.



Cuando un hombre es liberado de la religión, tiene una mejor oportunidad de vivir una vida normal y sana.




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