Visitamos la encantadora localidad de Marvão. Ubicada en lo alto de una colina, esta pintoresca villa medieval nos recibió con sus calles empedradas y su impresionante castillo.
Exploramos las estrechas calles de Marvão, maravillándonos con su arquitectura histórica y sus casas blancas de estilo tradicional. Nos detuvimos en cada rincón para admirar las vistas panorámicas de los alrededores, con paisajes verdes y montañosos que se extendían hasta el horizonte.
El punto culminante de nuestra visita fue el Castillo de Marvão, una fortaleza imponente que se alza en la cima de la colina. Subimos por las empinadas escaleras y exploramos las diversas estancias y torres del castillo. Desde lo alto, contemplamos las vistas espectaculares del valle y los campos circundantes.
También visitamos la Iglesia de Santa María, un impresionante edificio religioso con una fachada ornamentada y un interior rico en detalles históricos. Nos sumergimos en la atmósfera serena y contemplativa del lugar, admirando las pinturas y esculturas que adornaban sus paredes.
Nos adentramos en el centro histórico de Marvão, donde encontramos encantadoras tiendas de artesanía local y pequeños restaurantes que ofrecían deliciosos platos tradicionales. Probamos algunos de los sabores típicos de la región, como el queso de cabra y el aceite de oliva, que nos recordaron la rica gastronomía portuguesa.
Durante nuestra estancia en Marvão, también nos aventuramos a explorar los alrededores naturales. Realizamos caminatas por los senderos cercanos, disfrutando de la belleza de la naturaleza y la tranquilidad del entorno.
Marvão nos cautivó con su encanto medieval y su impresionante belleza natural. Nos despedimos de esta pequeña joya portuguesa con la esperanza de regresar en el futuro y seguir descubriendo su historia y su autenticidad.
No es que me gusten las cosas prohibidas, es que me encanta demostrarle al mundo, que a mi nadie me prohíbe nada. |
Creo que he encontrado el eslabón perdido entre el animal y el hombre civilizado. Somos nosotros. |
Nunca me sentí tan solo como cuando necesité rascarme la espalda. |
Siempre me tengo que recordar que soy único. Absolutamente igual que todos los demás. |
Hay momentos en los que miras atrás y no sabes exactamente qué pasó. Sólo sabes que, desde que pasó, nada volvió a ser lo mismo. |
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