sábado, 5 de mayo de 2018

Jaraíz de la Vera, Cáceres, Extremadura, España

Partimos temprano, con el fresco de la mañana y una taza de café caliente, listos para una nueva aventura en nuestra fiel camper. Nuestro destino: Jaraíz de la Vera, un pequeño tesoro escondido en la comarca de La Vera, Extremadura. Las carreteras nos guiaban a través de paisajes de ensueño, mientras la emoción crecía con cada kilómetro recorrido.

Al llegar a Jaraíz de la Vera, fuimos recibidos por un entorno de naturaleza exuberante y la hospitalidad característica de su gente. Aparcamos nuestra camper en una zona tranquila y nos preparamos para explorar.

Nuestra primera parada fue la Ruta de las Fuentes y Pilones, un sendero que nos llevó a descubrir manantiales naturales y antiguos pilones de piedra. El sonido del agua corriendo y el canto de los pájaros nos acompañaron durante el paseo, ofreciendo un momento de paz y conexión con la naturaleza. Cada fuente tenía su propia historia, contada por los lugareños con orgullo y cariño.

Continuamos hacia la Plaza Mayor, el corazón palpitante de Jaraíz. Rodeada de edificios con fachadas tradicionales y balcones floridos, la plaza era un lugar vibrante y lleno de vida. Visitamos la Iglesia de Santa María, una joya arquitectónica del siglo XV. Su interior, con detalles góticos y renacentistas, nos invitó a un momento de reflexión y admiración.

No podíamos dejar Jaraíz sin visitar el Museo del Pimentón. La comarca de La Vera es famosa por su pimentón, un condimento esencial en la cocina española. El museo nos llevó a un viaje a través de la historia y el proceso de producción del pimentón, desde los campos de pimientos hasta los molinos. Las muestras y degustaciones fueron un deleite para nuestros sentidos.

Al mediodía, nos detuvimos en un acogedor restaurante local. Disfrutamos de una comida tradicional extremeña, con platos como la caldereta de cabrito y migas extremeñas, todo sazonado con el distintivo pimentón de La Vera. Cada bocado era una celebración de los sabores locales, enriquecidos por la frescura de los ingredientes.

Después de la comida, nos dirigimos al Charco de la Nutria, un paraje natural perfecto. Las aguas cristalinas y el entorno verde nos brindaron un momento de relax y diversión.

Para finalizar el día, subimos al Mirador de la Sierra, donde el paisaje se extendía en un mar de verdes valles y montañas. El atardecer pintó el cielo con tonos anaranjados y rosados, creando un espectáculo visual inolvidable. Nos quedamos en silencio, disfrutando de la serenidad y la majestuosidad del momento.

Regresamos a nuestra camper, estacionada bajo un cielo lleno de estrellas. La tranquilidad de la noche en Jaraíz de la Vera era perfecta para descansar y reflexionar sobre el maravilloso día que habíamos vivido. El sonido de la naturaleza y la brisa suave nos arrullaron hasta el sueño.
Reflexiones Finales

Nuestro viaje en camper a Jaraíz de la Vera fue una aventura llena de descubrimientos y experiencias inolvidables. Desde los senderos naturales hasta la rica gastronomía, cada momento fue una celebración de la vida y la cultura de Extremadura. Partimos con la promesa de volver, sabiendo que Jaraíz de la Vera siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones y en nuestras futuras rutas de camper.



Plaza Mayor de Jaraíz de la Vera.JPG


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