A medida que nos acercábamos al valle, el paisaje comenzó a transformarse. Las colinas verdes se extendían ante nosotros, salpicadas de ríos y arroyos. Los cerezos, aunque no en plena floración, nos dieron la bienvenida con sus ramas cargadas de frutos. Decidimos estacionar la camper en un camping cercano a Cabezuela del Valle, un pequeño pueblo con encanto que sería nuestra base de operaciones.
Exploración de la Naturaleza
Nuestro primer día lo dedicamos a explorar la famosa Ruta de las Nogaledas. Este sendero nos llevó a través de bosques frondosos y junto a cascadas impresionantes. El sonido del agua al caer y la brisa fresca eran la banda sonora perfecta para nuestra caminata. Nos detuvimos varias veces para admirar la belleza natural y tomar fotografías.
El segundo día, decidimos visitar algunos de los pintorescos pueblos del valle. En Navaconcejo, paseamos por sus calles estrechas y disfrutamos de la arquitectura tradicional. También visitamos el Museo de la Cereza, donde aprendimos sobre la importancia de este fruto para la región. La hospitalidad de la gente del lugar hizo que nos sintiéramos como en casa.
No podíamos irnos sin visitar la Garganta de los Infiernos, una reserva natural conocida por sus piscinas naturales esculpidas en roca. El agua cristalina invitaba a darse un chapuzón, y aunque el agua estaba fría, no pudimos resistirnos. Pasamos la tarde explorando los alrededores y disfrutando de la tranquilidad del lugar.
Con el corazón lleno de recuerdos y la cámara llena de fotos, llegó el momento de despedirnos del Valle del Jerte. A medida que nos alejábamos, ya planeábamos nuestro regreso. Este rincón de España nos había cautivado con su belleza natural y su gente amable.
Nuestro viaje en camper a El Jerte fue una experiencia inolvidable, llena de descubrimientos y momentos de paz. Ya estamos contando los días para nuestra próxima aventura en camper, listos para explorar nuevos destinos y crear más recuerdos juntos.
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