La
madrugada aún reinaba cuando partimos hacia Trujillo en nuestra camper.
El suave ronroneo del motor y la fresca brisa matutina nos llenaban de
deseos por llegar. Armados con mapas, guías de viaje y un espíritu
aventurero, nos lanzamos a descubrir los encantos de esta histórica
ciudad extremeña.
Nuestro primer destino fue la Plaza Mayor, un vibrante corazón medieval rodeado de soportales y palacios renacentistas. Los detalles arquitectónicos nos transportaron a épocas pasadas, mientras imaginábamos las historias de conquistadores y nobles que alguna vez caminaron por allí. Disfrutamos de un café en una terraza, observando la vida cotidiana de los locales y turistas.
La caminata hasta el castillo nos recompensó con vistas panorámicas impresionantes. Desde sus murallas, pudimos apreciar la extensión de la comarca y entender por qué este lugar fue tan estratégico. Exploramos sus torres y patios, maravillados por su estado de conservación y la historia que emanaba de cada rincón.
No podíamos dejar de visitar la casa-museo de Francisco Pizarro, un viaje fascinante a través de la vida del famoso conquistador. La colección de arte y artefactos nos brindó una visión única de su época y hazañas. También nos detuvimos en el Museo de la Coria, donde la arqueología y la etnografía se combinan para contar la historia de la región.
Al caer la tarde, nos aventuramos a probar la comida de Trujillo. En un acogedor bar, saboreamos tapas tradicionales como las migas extremeñas, cordero asado y un buen vino de la zona. La calidez de la gente y los sabores auténticos hicieron de esta experiencia algo inolvidable.
Terminamos el día regresando a nuestra camper, estacionada en un tranquilo área de pernocta. Desde allí, disfrutamos de una vista estrellada del cielo extremeño, reflexionando sobre las maravillas de Trujillo y planificando nuestras próximas aventuras. La comodidad y la libertad que nos brindaba nuestra casa sobre ruedas eran inigualables, prometiendo muchas más historias por venir.
A la mañana siguiente, con el primer rayo de sol, nos preparamos para partir. Trujillo nos había encantado con su rica historia, arquitectura impresionante y hospitalidad. Este viaje en camper había sido una mezcla perfecta de descubrimiento y comodidad, dejándonos con ganas de explorar más rincones mágicos de España.
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