sábado, 16 de junio de 2018

Medinaceli, Soria, Castilla y León, España

Este era nuestro segundo viaje a Medinaceli, en la provincia de Soria, España. Recordábamos con cariño nuestra visita anterior y queríamos revivir la magia de esta encantadora localidad llena de historia.

Al llegar a Medinaceli, nos emocionamos al ver de nuevo el imponente arco romano que nos daba la bienvenida. Recordábamos la sensación de cruzarlo y adentrarnos en las estrechas calles empedradas, rodeadas de edificios antiguos y llenas de encanto.

Esta vez, decidimos explorar más a fondo la Iglesia de la Asunción. Nos maravillamos nuevamente con su arquitectura gótica y nos detuvimos a apreciar los detalles de sus altares y esculturas. Sentimos una conexión especial con el arte y la devoción que emanaba de este lugar sagrado.

No podíamos dejar de subir hasta el Castillo de Medinaceli, disfrutando de las vistas panorámicas desde lo alto de sus murallas. La vista de la ciudad y sus alrededores nos recordaba la grandeza de este lugar histórico.

Paseamos nuevamente por la Plaza Mayor, disfrutando de su ambiente animado y contemplando los edificios históricos que la rodeaban. Nos sentamos en una terraza para tomar algo y disfrutar de la vida cotidiana de Medinaceli.

En este segundo viaje, decidimos explorar más a fondo el Barrio Judío. Nos adentramos en sus callejuelas estrechas y descubrimos las casas con siglos de historia. Sentíamos como si estuviéramos caminando en el pasado y nos sumergimos en la atmósfera mística de este lugar.

Por supuesto, no podíamos irnos sin probar nuevamente la deliciosa gastronomía local. Disfrutamos de platos tradicionales como el cordero asado y los embutidos, saboreando los auténticos sabores de la región.

Al despedirnos de Medinaceli por segunda vez, sentimos gratitud por haber tenido la oportunidad de revivir esta experiencia. Guardamos en nuestros corazones los recuerdos de sus calles empedradas, sus monumentos históricos y su ambiente acogedor. Medinaceli siempre tendrá un lugar especial en nuestros viajes, como un tesoro histórico que sigue dejándonos fascinados.













Vuela alto, no para que el mundo te vea, si no para que tu puedas ver al mundo.



Si quieres volar, aléjate de los que te arrancan las plumas.














Los hijos del herrero no le tienen miedo a las chispas.



Si alguien te lastima, nunca se lo digas.



El hombre que desee estar tranquilo ha de ser sordo, ciego y mudo.





















Cuenta lo justo, nunca cuentes demasiadas cosas de ti a los demás. Recuerda que en tiempos de envidia, el ciego comienza a ver, el mudo a hablar y el sordo a oír.


Me gusta la gente que brilla por dentro, sin tanto adorno por fuera.



















































No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios