Cargamos nuestras mochilas en la camper, con sueños de aventuras y emprendimos el camino hacia Palencia, una joya escondida en el corazón de España. Con la brisa fresca acariciando nuestras mejillas y el sol iluminando el paisaje, nos sumergimos en un viaje lleno de descubrimientos.
Al llegar, nos recibieron las majestuosas murallas que guardan celosamente los secretos de la historia. Nos aventuramos por las calles empedradas, donde cada paso nos llevaba más atrás en el tiempo. La imponente Catedral de San Antolín nos sorprendió con su arquitectura gótica, mientras que el imponente Palacio de la Diputación nos transportó a épocas de esplendor real.
No podíamos dejar de lado la riqueza cultural de la ciudad. Nos sumergimos en el Museo de Palencia, donde cada pieza nos contaba una historia diferente, desde los primeros vestigios humanos hasta la época romana y medieval. Nos maravillamos ante las obras maestras de artistas locales y admiramos la artesanía tradicional en el Mercado de Abastos.
Sin embargo, nuestro viaje no estaría completo sin deleitarnos con la deliciosa gastronomía palentina. Probamos el famoso lechazo asado, acompañado de un buen vino de la región, y nos rendimos ante la tentación de los dulces típicos en las pastelerías locales.
Con el corazón lleno de recuerdos y la mente enriquecida por nuevas experiencias, nos despedimos de Palencia con la certeza de haber descubierto un tesoro escondido en medio de la llanura castellana.
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Mosaicos |
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No hay viaje que no te cambie algo. |
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La finalidad de viajar es regular la imaginación por la realidad, y en lugar de pensar cómo deberían ser las cosas, verlas como son. |
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Un buen viajero no tiene planes fijos y no tiene intención de llegar. |
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