lunes, 5 de mayo de 2025

Rodas, Grecia

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Nuestra camper nos llevó a Rodas, una isla griega donde la historia y la belleza natural se entrelazan en un paisaje fascinante. Al llegar, nos recibió la Ciudad Medieval de Rodas, con sus imponentes murallas, callejuelas empedradas y el majestuoso Palacio del Gran Maestre, que nos transportó a la época de los Caballeros de la Orden de San Juan.

Desde allí, exploramos el Puerto de Mandraki, donde antiguamente se alzaba el legendario Coloso de Rodas. Nos maravillamos con las estatuas de ciervos que marcan la entrada del puerto y disfrutamos del ambiente vibrante de la zona. Luego, nos dirigimos a la Acrópolis de Lindos, un sitio arqueológico impresionante con vistas panorámicas del mar Egeo.

Las playas de Rodas nos invitaron a relajarnos bajo el sol. La Bahía Anthony Quinn, con sus aguas cristalinas y su entorno rocoso, fue el lugar perfecto para un descanso. También visitamos Kalithea Springs, un complejo de baños termales con una arquitectura única.

Para cerrar el día, disfrutamos de la comida local en una taberna junto al mar, degustando platos tradicionales griegos. Nuestra camper nos permitió recorrer cada rincón con libertad, absorbiendo la esencia de Rodas.



















¿Y tú de qué lado estás?. Yo, del que no tiene ejército, ni comida, ni agua, ni futuro.  





Sabes que has envejecido cuando la carcajada acaba en un ataque de tos y un pedo.

Que susto, soñé que me importaba tu opinión.

Quédate con quién se crea lo que dice el horóscopo. Si se cree esas mierdas imagínate las tuyas.

Ser bueno no es sinónimo de ser idiota. Ser bueno es una virtud que algunos idiotas no entienden.

La definición de miedo, es cuando se te quedan mirando y te dicen "En la casa hablamos".

Antes de prestarle dinero a alguien, abrázalo. Tal vez sea la última vez que lo veas.

Primero fue el SMS, después vino el whatsapp, ahora grabas un mensaje de voz, y tu migo de graba la respuesta. Si seguimos así vamos a inventar el teléfono.

Si piensas algo bueno de una persona, díselo siempre. No puedes imaginar el poder que tiene una palabra amable inesperada.



Cuando tengas un día amargo, agítalo, el azúcar siempre se queda abajo.

Nunca cometo el mismo error dos veces. Lo cometo como cinco o seis veces, para estar más seguro.

Te das cuenta que has madurado, cuando ya no odias solo el lunes y vas cogiéndole asco al resto de la semana.




Cuando sé que le caigo mal a alguien sin conocerme, siento la necesidad subconsciente y brutal, de no defraudarle.













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