En nuestro viaje a Santillana del Mar, en la región de Cantabria, España, exploramos las maravillas de esta encantadora villa medieval. Con nuestra camper como compañera de viaje, recorrimos las calles empedradas y disfrutamos de todo lo que este lugar histórico tenía para ofrecer.
Al llegar a Santillana del Mar, nos sentimos transportados en el tiempo. Sus edificios de piedra y sus casas con entramados de madera nos envolvieron en una atmósfera medieval única. Paseamos por la calle principal, admirando la arquitectura y descubriendo tiendas de artesanía local, boutiques y acogedores cafés.
Uno de los puntos destacados de nuestra visita fue la Colegiata de Santa Juliana, una iglesia románica que se alza majestuosamente en el corazón de la villa. Quedamos maravillados por su imponente fachada y su interior bien conservado. Nos tomamos un momento para admirar las esculturas y los detalles arquitectónicos que revelaban siglos de historia.
También exploramos el Museo de Altamira, ubicado en las proximidades de Santillana del Mar. Este museo alberga réplicas de las famosas pinturas rupestres de la Cueva de Altamira, consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Fue emocionante poder apreciar la magnificencia de estas obras de arte prehistóricas y aprender sobre la vida de nuestros antepasados en la región.
Además, disfrutamos de la gastronomía local en los restaurantes tradicionales del pueblo. Probamos platos típicos de Cantabria, como el cocido montañés y los sobaos pasiegos, deleitándonos con los sabores auténticos de la región. También aprovechamos para visitar las tiendas de quesos locales y degustar los famosos quesos de Cantabria.
Durante nuestra estadía, también aprovechamos para explorar los alrededores de Santillana del Mar. Visitamos las impresionantes playas de la costa cantábrica, como la playa de Comillas y la playa de Suances, disfrutando del paisaje y del aire fresco del mar.
En resumen, nuestro viaje a Santillana del Mar fue una experiencia mágica. Nos sumergimos en la historia y la belleza de este pueblo medieval, disfrutando de su encanto y de su rica cultura. Santillana del Mar nos regaló momentos inolvidables y nos dejó con ganas de volver para seguir explorando sus encantos.
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No te estires Verdulaga y recógete un poquito, que no es tan grande la huerta ni el hortelano es tan rico. |
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