jueves, 13 de diciembre de 2018

Alcácer do Sal, Portugal

Recordamos con cariño nuestra visita anterior y estábamos ansiosos por revivir la magia de este lugar.

Al llegar, nos impresionó nuevamente la belleza de Alcácer do Sal. Nos dejamos llevar por las estrechas calles empedradas y admiramos los detalles arquitectónicos de las casas tradicionales. El ambiente tranquilo y acogedor nos hizo sentir como en casa desde el primer momento.

Dedicamos tiempo a explorar lugares que no habíamos visto en nuestra visita anterior. Descubrimos rincones escondidos y plazas encantadoras que nos cautivaron con su encanto único. También aprovechamos para conocer a fondo la historia y la cultura local, visitando museos y lugares históricos que nos permitieron sumergirnos en el pasado de Alcácer do Sal.

Una de las experiencias más destacadas de este viaje fue volver a disfrutar de la gastronomía local. Nos deleitamos con platos típicos como el peixe frito (pescado frito) y las cataplanas, saboreando cada bocado lleno de autenticidad y sabor. También nos dimos el gusto de probar vinos locales, deleitándonos con sus aromas y sabores únicos.

Además de disfrutar de la vida en el pueblo, también nos aventuramos a explorar los alrededores naturales de Alcácer do Sal. Realizamos caminatas por senderos cercanos, nos adentramos en la belleza del paisaje y nos maravillamos con la flora y fauna autóctona.

Durante nuestra estancia, tuvimos la suerte de presenciar eventos culturales y festivales que enriquecieron nuestra experiencia. Disfrutamos de música en vivo, bailes tradicionales y otras manifestaciones artísticas que nos sumergieron en la vibrante cultura de Alcácer do Sal.

Cada día en Alcácer do Sal fue una nueva aventura, llena de descubrimientos y momentos especiales. Nos despedimos con el corazón lleno de gratitud y la promesa de regresar en futuros viajes.



No hay tierras extranjeras. Quien viaja es el único extranjero








Las experiencias hermosas de la vida no suceden en ningún otro lugar más que en tu cerebro

El verdadero viajero encuentra que el aburrimiento es más bien agradable que molesto. Es el símbolo de su libertad –su excesiva libertad-. Él acepta su aburrimiento, cuando viene, no como mero principio filosófico sino casi con placer

Lo conmovedor o irónico de dejar atrás la juventud está implícito en cada uno de los momentos gozosos al viajar: uno sabe que la primera alegría jamás será recobrada, y el viajero sabio aprende a no repetir sus éxitos sino a ir tras nuevos lugares todo el tiempo




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