sábado, 8 de junio de 2024

Sare, Francia

 Nuestro viaje a Sare, un pintoresco pueblo en el corazón del País Vasco francés, comenzó temprano una mañana de primavera. La camper estaba lista y equipada para una nueva aventura. Salimos con el entusiasmo que siempre nos acompaña cuando nos dirigimos a descubrir un lugar nuevo. La carretera hacia Sare estaba bordeada de frondosos árboles y verdes colinas, y a medida que nos acercábamos, los picos de los Pirineos empezaban a asomarse en el horizonte, prometiendo paisajes espectaculares.

Al llegar a Sare, nos recibió un encantador pueblo con casas de paredes blancas y tejados rojos, típicos de la región vasca. Aparcamos nuestra camper en un área acondicionada para autocaravanas, situada en las afueras del pueblo, desde donde podíamos contemplar la impresionante vista de las montañas circundantes.

Nuestro primer destino fue el centro del pueblo. Paseamos por sus calles empedradas, descubriendo la iglesia de San Martín, un bello ejemplo de la arquitectura religiosa vasca, con su torre de piedra y su interior ricamente decorado. Cada esquina del pueblo ofrecía una postal perfecta: jardines cuidados, balcones llenos de flores y pequeños cafés con terrazas soleadas.
 

Decidimos explorar los alrededores a pie. Los senderos que rodean el pueblo son perfectos para los amantes de la naturaleza y el senderismo. Uno de los más recomendados es el que lleva a las cuevas de Sare. Este sistema de cuevas es fascinante tanto por su geología como por su historia, ya que ha sido utilizado por humanos desde tiempos prehistóricos. Las visitas guiadas nos permitieron aprender sobre las formaciones rocosas y las leyendas locales que rodean este lugar místico.

Aprovechamos para comprar algunos productos locales en el mercado, como pan fresco y embutidos artesanales, perfectos para nuestros desayunos en la camper.
 

La última noche la pasamos estacionados en un mirador cercano, desde donde se podía ver el sol ponerse sobre las montañas. Fue un momento mágico, perfecto para reflexionar sobre todo lo que habíamos vivido durante el viaje. Sare, con su mezcla de historia, naturaleza y cultura, nos dejó recuerdos imborrables y el deseo de regresar algún día.

Este viaje en camper a Sare fue una experiencia enriquecedora, una verdadera inmersión en la tranquilidad y belleza del País Vasco francés. Nos fuimos con el corazón lleno y la certeza de haber descubierto un rincón del mundo que es un auténtico tesoro.

 


Uno no puede ser completamente sensible al mundo sin entristecerse a menudo




El nacionalismo es una forma de incesto, es una suerte de idolatría, es una locura. El patriotismo es su secta.





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