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Monopoli, una joya costera de Apulia, nos recibió con su encanto mediterráneo y su rica historia. Con nuestra camper estacionada cerca del mar, nos adentramos en esta ciudad que parecía un cuadro pintado con tonos de azul y blanco.
Siguiendo las guías, comenzamos nuestro recorrido en el Castillo de Carlos V, una fortaleza imponente que domina la costa. Desde sus murallas, disfrutamos de vistas espectaculares del Adriático, mientras imaginábamos las historias de defensa y conquista que este lugar ha presenciado.
El Puerto Viejo fue nuestra siguiente parada, un rincón pintoresco donde los barcos de colores flotaban tranquilamente en el agua. Aquí, el aroma del mar se mezclaba con el de los restaurantes cercanos, que ofrecían mariscos frescos y especialidades locales.
Nos perdimos en las calles del Centro Histórico, un laberinto de callejones estrechos y plazas encantadoras. La Catedral de Maria Santissima della Madia, con su impresionante fachada barroca, nos dejó maravillados. Según la leyenda, la madera utilizada para construirla llegó flotando milagrosamente a la costa.
La Porta Vecchia, una antigua puerta de la ciudad, nos llevó a una pequeña cala donde las olas acariciaban suavemente la orilla. Este lugar, con su tranquilidad y belleza natural, nos invitó a detenernos y disfrutar del momento.
Para cerrar el día, paseamos por el Lungomare Santa Maria, el paseo marítimo, mientras el sol se ponía en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos. Monopoli nos ofreció una experiencia inolvidable, donde la historia, la cultura y la naturaleza se entrelazaron perfectamente.
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