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Polignano a Mare, un rincón mágico de Apulia, nos recibió con su encanto costero y su aire poético. Con nuestra camper estacionada cerca del mar, nos adentramos en esta ciudad que parece suspendida entre el cielo y el Adriático.
Comenzamos en la Playa Lama Monachile, un lugar icónico con su puente borbónico que enmarca las aguas cristalinas. Las vistas desde aquí eran simplemente espectaculares, con los acantilados abrazando el mar como si fueran guardianes eternos.
El Centro Histórico nos invitó a perdernos entre sus callejuelas estrechas y casas blancas. Cada rincón estaba decorado con versos de poesía, escritos en las paredes, que parecían susurrar historias de amor y nostalgia. Desde los miradores, la vista del mar infinito nos dejó sin palabras.
La Estatua de Domenico Modugno, el famoso cantante de "Volare", nos recordó la conexión de Polignano con la música y el arte. Desde este punto, disfrutamos de un mirador que parecía pintado por un artista, con el azul del mar extendiéndose hasta el horizonte.
No podíamos dejar de visitar la Grotta Palazzese, una cueva natural convertida en restaurante, donde la naturaleza y la gastronomía se fusionan en una experiencia única. Aunque no cenamos allí, admiramos su belleza desde fuera.
Para cerrar el día, paseamos por el Lungomare Domenico Modugno, donde el sonido de las olas y la brisa marina nos acompañaron mientras el sol se escondía tras el horizonte. Polignano a Mare nos regaló momentos de pura magia, donde la naturaleza y la historia se entrelazaron perfectamente.
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