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Salónica, una ciudad vibrante y llena de historia, nos recibió con su mezcla única de tradición y modernidad. Con nuestra camper estacionada cerca del puerto, nos preparamos para explorar este fascinante rincón del norte de Grecia.
Comenzamos en la Torre Blanca, el símbolo más icónico de la ciudad. Este edificio histórico, que alguna vez fue una prisión, ahora alberga un museo que narra la rica historia de Salónica. Desde su terraza, disfrutamos de vistas espectaculares del Golfo Termaico.
El Arco de Galerio y la Rotonda fueron nuestras siguientes paradas. Estos monumentos romanos nos transportaron al pasado, con sus impresionantes mosaicos y su arquitectura que ha resistido el paso del tiempo. La Iglesia de San Demetrio, dedicada al santo patrón de la ciudad, nos ofreció un momento de paz y reflexión.
El Museo Arqueológico de Tesalónica y el Museo de la Cultura Bizantina nos permitieron sumergirnos en la historia y el arte de la región. Cada exposición nos narraba historias de épocas pasadas, desde la antigüedad hasta el período bizantino.
Para completar la experiencia, paseamos por el animado barrio de Ano Poli, con sus calles empedradas y casas tradicionales. Aquí, disfrutamos de la gastronomía local, saboreando platos como el gyros y el bougatsa, acompañados de un café griego.
Salónica nos ofreció una mezcla perfecta de historia, cultura y hospitalidad. Cada momento en esta ciudad fue un regalo, y mientras la camper nos llevaba de regreso, sabíamos que Salónica había dejado una marca especial en nosotros.
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