Nuestra travesía nos lleva a Székesfehérvár, una ciudad impregnada de historia, donde cada calle y plaza narra capítulos de la monarquía húngara. A medida que nos adentramos en su centro, la arquitectura barroca y neoclásica nos envuelve en una atmósfera de grandeza.
El primer destino es la Basílica de San Esteban, el lugar donde antaño eran coronados los reyes de Hungría. Aunque la antigua basílica ya no existe, el sitio sigue siendo emblemático, marcado por su relevancia histórica. Recorremos la Plaza de Országzászló, donde las esculturas y los monumentos nos recuerdan el pasado glorioso de la ciudad.
Nos dirigimos al Palacio Episcopal, una joya arquitectónica que destaca por su elegante diseño y su importancia en la historia de la iglesia húngara. Los jardines que lo rodean nos ofrecen un respiro tranquilo, donde los sonidos de la ciudad se disuelven entre el verdor.
Más adelante, descubrimos el Museo del Rey San Esteban, que alberga una impresionante colección de artefactos medievales y documentos históricos que nos transportan a los tiempos de la realeza húngara. Cada sala nos ofrece un vistazo al esplendor de una era que definió el país.
Antes de partir, nos detenemos en la animada Plaza Városház, donde el mercado y las cafeterías nos invitan a disfrutar de la vida cotidiana de Székesfehérvár. El aroma del café y los dulces tradicionales nos tientan, y aprovechamos para degustar una delicia local mientras observamos el ir y venir de los habitantes.
Székesfehérvár nos ha envuelto en su historia y cultura, dejándonos con la sensación de haber caminado por los senderos de la nobleza húngara. Subimos nuevamente a la camper, listos para continuar la aventura hacia nuevos destinos.
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