martes, 19 de noviembre de 2024

Lago Sirico, Cosenza, Italia

El día amanecía claro y tranquilo mientras comenzábamos una nueva aventura. Esta vez, el camino nos llevaba al Lago Sirico, un paraje poco conocido en la región de Campania, donde la naturaleza y la historia se encontraban en un abrazo armonioso.

La carretera serpenteaba entre colinas verdes, con vistas de viñedos y olivares que parecían extenderse hasta el horizonte. Al acercarnos al lago, un aire de calma lo envolvía todo. Aparcamos la camper en un pequeño claro rodeado de álamos, con el canto de los pájaros y el susurro del viento como banda sonora.

Nuestro primer encuentro con el lago fue mágico: sus aguas cristalinas reflejaban el cielo como un espejo perfecto, y las montañas circundantes formaban un escenario natural digno de una pintura. Caminamos por el sendero que bordeaba el lago, un camino suave y sombreado por robles y castaños.

A mitad del recorrido, llegamos a una pequeña área arqueológica cercana. El Lago Sirico es conocido por estar rodeado de restos de asentamientos antiguos, vestigios de una historia que se remonta a los tiempos de los oscos y samnitas. Allí, exploramos un grupo de ruinas que incluían fragmentos de muros y utensilios de cerámica, imaginando la vida en aquellas épocas remotas.

Después, nos dirigimos a una orilla tranquila para disfrutar de una comida ligera. Extendimos una manta junto al agua y sacamos los productos frescos que habíamos comprado en un mercado local: focaccia, embutidos, quesos y frutas. Mientras comíamos, el paisaje parecía envolverse en un silencio meditativo, roto solo por el chapoteo ocasional de un pez o el vuelo de una garza.

 El sol comenzaba a descender, tiñendo el cielo y el lago de tonos dorados y naranjas. Fue un momento de absoluta conexión con la naturaleza,

Antes de regresar a la camper, dimos un paseo final por un pequeño pueblo cercano al lago, donde descubrimos una iglesia sencilla pero encantadora y una pequeña trattoria que ofrecía dulces locales. No pudimos resistirnos a probar unos struffoli y un café expreso, un broche perfecto para un día tan especial.

Con el corazón lleno de paz y la mente inundada de imágenes del Lago Sirico, emprendimos el camino de regreso. La camper avanzaba suavemente bajo el cielo estrellado, mientras nosotros hablábamos de lo afortunados que éramos de haber encontrado este rincón escondido, un lugar donde la serenidad era la verdadera protagonista. Una vez más, el viaje se transformaba en un recuerdo imborrable. 


Haz lo que sientas, no estamos aquí para siempre.






Las flores crecen a partir de los momentos más oscuros.

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