Nuestro viaje en la camper nos llevó al corazón de Corniglia, el más tranquilo y elevado de los pueblos de Cinque Terre. Corniglia ofrece un ambiente sereno y vistas panorámicas que lo hacen único entre sus hermanos costeros. A diferencia de los otros pueblos, aquí no hay acceso directo al mar, lo que contribuye a su atmósfera más retirada y especial.
Estacionamos la camper en un área reservada a las afueras del pueblo, ya que el acceso es limitado para vehículos. Desde allí, nos adentramos a pie por los estrechos caminos que conducen al corazón de Corniglia, listos para descubrir su encanto.
Para llegar al pueblo, subimos por la famosa Lardarina, una escalera de más de 380 escalones que serpentea desde la estación de tren hasta el centro del pueblo. A medida que ascendíamos, las vistas del mar y los acantilados nos recompensaban con panorámicas que nos dejaban sin aliento. La brisa marina y el canto de los pájaros nos acompañaban en esta subida, haciéndola más agradable.
Al llegar al centro, nos encontramos con la Piazza Taragio, el corazón de Corniglia. Esta pequeña plaza, rodeada de casas coloridas y cafés acogedores, nos dio la bienvenida con su atmósfera tranquila y encantadora. Nos sentamos en un banco bajo la sombra de un árbol para disfrutar del ambiente, observando cómo los lugareños y visitantes se movían con calma.
Decidimos explorar las calles estrechas de Corniglia, llenas de rincones encantadores, pequeñas tiendas y casas con detalles únicos. Caminamos hasta la Iglesia de San Pietro, un ejemplo perfecto de arquitectura gótica ligur, construida en el siglo XIV. La fachada de piedra y los intrincados detalles en su interior reflejaban la rica historia de Corniglia.
Desde allí, nos dirigimos a un mirador cercano, conocido como la Terraza de Santa María, que ofrece vistas espectaculares de los acantilados y el mar. Desde este punto, pudimos observar los otros pueblos de Cinque Terre en la distancia, mientras el sol brillaba sobre las aguas cristalinas. Era el lugar perfecto para tomar algunas fotos y disfrutar de un momento de tranquilidad.
Corniglia es famosa por estar rodeada de viñedos, y decidimos explorar uno de los senderos que atraviesan estas tierras. Elegimos el Camino de la Costa, que nos llevó a través de terrazas de viñedos y huertos con vistas impresionantes al mar.
Mientras caminábamos, el aroma de las plantas silvestres y el sonido del viento entre las hojas creaban una experiencia inmersiva. Nos encontramos con algunos agricultores locales que trabajaban en los viñedos y nos explicaron cómo producen el famoso vino blanco de Cinque Terre, una especialidad de la región.
Nos detuvimos en una pequeña bodega para degustar este vino, acompañado de unas bruschettas con aceite de oliva local. El sabor fresco y afrutado del vino combinaba perfectamente con el entorno, y nos permitió conectar aún más con la esencia de Corniglia.
Regresamos al pueblo para disfrutar de la Terraza de Santa Catarina, otro mirador icónico de Corniglia. Desde aquí, las vistas del mar azul profundo y las olas rompiendo contra los acantilados eran simplemente hipnotizantes. Nos sentamos un rato en silencio, dejando que la belleza del paisaje llenara nuestros sentidos.
Decidimos terminar nuestro día con una cena en un pequeño restaurante familiar ubicado en el centro del pueblo. Optamos por probar trofie al pesto, una pasta típica de la región, acompañada de una copa del vino blanco local que habíamos probado anteriormente. También degustamos una tarta de limón, hecha con limones cultivados en los alrededores, que ofrecía un sabor fresco y auténtico.
La cena, servida en una terraza con vistas al mar, fue una experiencia inolvidable. El ambiente íntimo de Corniglia, con sus luces suaves y el sonido lejano del mar, hacía que todo se sintiera mágico y especial.
Después de la cena, dimos un paseo nocturno por las calles silenciosas de Corniglia. Bajo el cielo estrellado, el pueblo se mostraba aún más encantador, con sus faroles iluminando las paredes de piedra y las terrazas vacías ofreciendo vistas del mar en la oscuridad.
Al regresar a nuestra camper, reflexionamos sobre el día. Corniglia, con su tranquilidad, sus paisajes únicos y su conexión íntima con la naturaleza, nos había ofrecido una experiencia diferente, lejos del bullicio de otros pueblos. Nos fuimos sabiendo que habíamos descubierto uno de los secretos mejor guardados de Cinque Terre, un lugar donde el tiempo parece detenerse y la belleza se encuentra en cada rincón.
lunes, 7 de octubre de 2024
Corniglia, La Spezia, Italia
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