Briançon, una ciudad fascinante situada en el corazón de los Alpes franceses. Conocida por ser la ciudad más alta de Francia, a 1,326 metros sobre el nivel del mar, y famosa por sus fortificaciones diseñadas por Vauban, Briançon nos cautivó con su rica historia, arquitectura militar y paisajes impresionantes.
Al llegar, estacionamos la camper en un área cercana al casco histórico y comenzamos el día subiendo hacia la ciudadela fortificada. Este sistema defensivo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un ejemplo impresionante de la ingeniería militar del siglo XVII.
Dentro del casco histórico, paseamos por las calles adoquinadas y exploramos la Colegiata de Notre-Dame-et-Saint-Nicolas, un majestuoso edificio con un campanario que domina la ciudad. Su interior, decorado con frescos y arte sacro, es un espacio lleno de serenidad.
Nos detuvimos en un restaurante local para almorzar y probar especialidades de la región. Disfrutamos de un delicioso gratin dauphinois, acompañado de una ensalada fresca con quesos de los Alpes y una copa de vino. Para el postre, saboreamos un tarte aux myrtilles, una tarta de arándanos típica de la zona.
Por la tarde, nos dirigimos al Parc de la Schappe, un tranquilo parque en el corazón de Briançon. Aquí dimos un paseo relajante entre árboles centenarios, puentes y pequeños lagos, disfrutando del aire fresco de montaña.
En el casco histórico, exploramos algunas de las galerías y tiendas de artesanía local. Nos fascinó el trabajo de los artistas que capturan la esencia de los Alpes en pinturas, esculturas y fotografías.
La cena fue en un restaurante con terraza, donde las vistas de las montañas al atardecer crearon un ambiente mágico. Degustamos fondue de queso y raclette, dos platos icónicos de la región, perfectos para el clima fresco. La comida estuvo acompañada de un vino blanco aromático de los Altos Alpes, que complementó la experiencia culinaria.
Antes de retirarnos a la camper, dimos un último paseo por las murallas iluminadas de la ciudadela. La mezcla de luces cálidas y el cielo nocturno despejado, lleno de estrellas, nos dejó sin palabras. Desde los bastiones, contemplamos cómo Briançon se fundía con el paisaje alpino, un espectáculo de tranquilidad y belleza.
Briançon nos ofreció una mezcla única de historia, naturaleza y cultura. Nos despedimos llenos de recuerdos, llevando con nosotros imágenes imborrables de sus fortificaciones y paisajes de montaña. Este lugar se convirtió en uno de los momentos más memorables de nuestro viaje.
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