La camper ascendía por los ondulantes caminos de la región de la Tuscia, con vistas que se extendían hacia el Lago de Bolsena. Nuestro destino era Montefiascone, una encantadora ciudad medieval situada en lo alto de una colina, famosa tanto por su historia como por su vino legendario, el Est! Est!! Est!!!. Mientras nos acercábamos, las murallas antiguas y la imponente cúpula de la Catedral de San Flaviano nos daban la bienvenida, prometiendo un día lleno de descubrimientos.
Por la Mañana: Historia y Panorámicas
Estacionamos la camper en un área cercana al centro histórico, desde donde comenzamos nuestro recorrido a pie. Nuestra primera parada fue la Catedral de Santa Margarita, cuya majestuosa cúpula, visible desde kilómetros de distancia, se alza como un emblema de Montefiascone. Al entrar, quedamos maravillados por la elegancia barroca del interior y subimos a la terraza de la cúpula. Desde allí, las vistas eran inigualables: el Lago de Bolsena brillaba como un espejo en el horizonte, rodeado de colinas verdes y pueblos que salpicaban el paisaje.
Después, caminamos por las calles estrechas y empedradas hasta llegar a la Rocca dei Papi, la fortaleza papal que durante siglos fue refugio de pontífices. Recorrer sus jardines y muros fue como adentrarse en las páginas de la historia, mientras las panorámicas sobre el lago y la campiña nos dejaban sin aliento.
Para el almuerzo, no podía faltar una cata del famoso Est! Est!! Est!!!, el vino blanco que ha puesto a Montefiascone en el mapa del mundo vinícola. Elegimos una trattoria local con vistas al lago, donde degustamos este vino fresco y fragante acompañado de platos típicos, un risotto al vino blanco, pescado fresco del lago y un plato de bruschette con aceite de oliva.
Mientras disfrutábamos de la comida, escuchamos la leyenda detrás del peculiar nombre del vino. Según la tradición, un obispo alemán que viajaba a Roma envió a su sirviente a encontrar los mejores vinos en el camino, marcando las tabernas con "Est!" (en latín, "Aquí está"). Al llegar a Montefiascone, el vino fue tan extraordinario que el sirviente lo marcó tres veces: "Est! Est!! Est!!!".
Después de comer, paseamos por el casco antiguo, explorando pequeñas iglesias y tiendas artesanales que ofrecían cerámica pintada a mano y productos locales. Nos detuvimos en la Iglesia de San Flaviano, un tesoro arquitectónico con su estructura románica única y frescos antiguos que parecían susurrar las historias de los peregrinos que pasaron por allí en su camino hacia Roma.
A media tarde, nos dirigimos al Lago de Bolsena, un corto trayecto desde el centro de Montefiascone. Allí disfrutamos de un momento de relajación en la orilla, dejando que el sonido suave del agua y la brisa fresca nos envolvieran.
Regresamos a la camper justo a tiempo para disfrutar del atardecer desde uno de los miradores más altos de Montefiascone. El cielo se pintó de tonos dorados y rosados, reflejándose en el lago y creando un espectáculo que parecía detenido en el tiempo.
Mientras preparábamos una cena ligera, quesos, aceitunas y pan recién horneado, sentimos que Montefiascone nos había regalado un día de puro deleite para los sentidos. La combinación de historia, paisajes y sabores era una celebración de todo lo que hace especial a Italia.
Bajo un cielo estrellado, nos acomodamos en la camper, agradecidos por haber descubierto este rincón único, donde la belleza y la tradición se mezclan de manera perfecta. Montefiascone era, sin duda, un pequeño paraíso escondido que llevaríamos en la memoria para siempre.








 |
La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad. |
 |
La salud es el regalo más grande, la satisfacción de la mayor riqueza, la fidelidad de la mejor relación. |
 |
La simplicidad es la última sofisticación. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios