lunes, 7 de octubre de 2024

Vernazza, La Spezia, Italia

Nuestro viaje en la camper nos llevó hasta Vernazza, uno de los cinco encantadores pueblos que componen las Cinque Terre, en la costa Liguria. A medida que nos acercábamos a este pintoresco pueblo, con sus casas de colores vibrantes y su puerto tradicional, nos invadió una sensación de asombro ante su belleza inmaculada. Decidimos estacionar la camper en un área designada fuera del centro del pueblo, ya que Vernazza es conocido por sus estrechas calles empedradas y su encanto auténtico. Desde allí, nos dirigimos hacia el corazón del pueblo, listos para disfrutar de lo que esta joya costera tenía para ofrecernos.

Lo primero que hicimos fue perdernos en las calles estrechas de Vernazza. Las casas de colores vivos, construidas en terrazas que se elevaban hacia las colinas, nos daban la sensación de estar dentro de un cuadro pintado a mano. Mientras caminábamos, podíamos escuchar el sonido del mar rompiendo suavemente en la costa y el bullicio de los lugareños llevando a cabo sus actividades cotidianas. La vida aquí parece seguir su propio ritmo tranquilo, ajena al ajetreo del mundo exterior.

A lo largo de las pequeñas calles, encontramos tiendas de artesanía local, trattorias que ofrecían platos típicos y cafés con terrazas al aire libre donde los locales disfrutaban de un café por la mañana. La belleza de Vernazza radica precisamente en su simplicidad, con sus calles empedradas y edificios antiguos que parecen haber detenido el tiempo.

Después de explorar las callejuelas, decidimos caminar hasta el puerto de Vernazza, donde se abre ante nosotros un paisaje impresionante. El puerto, con sus barcos de pesca coloridos amarrados al muelle, está rodeado de acantilados y casas pintadas de tonos cálidos, creando una escena pintoresca y serena. Nos sentamos en una de las rocas junto al agua, respirando el aire fresco del mar y observando cómo las olas llegaban suavemente a la orilla. El azul profundo del mar se mezclaba con el cielo, creando una visión cautivadora y relajante.

Decidimos pasear por el malecón del puerto, donde los pescadores locales estaban reparando sus redes y las pequeñas embarcaciones se balanceaban suavemente en el agua. El ambiente en Vernazza era increíblemente acogedor y tranquilo, lo que nos permitió desconectar completamente y disfrutar del ritmo pausado de la vida en el mar.

Tras disfrutar del puerto, decidimos adentrarnos en uno de los senderos más conocidos de Vernazza, que nos llevaba hasta la Torre del Castillo Doria, una fortaleza medieval que data del siglo XI. El sendero, que sube por la colina, nos ofreció vistas espectaculares de Vernazza y la costa circundante. El calor del mediodía se suavizaba a medida que ascendíamos, y la vista panorámica que se desplegaba ante nosotros era absolutamente impresionante.

Desde la Torre del Castillo, pudimos ver todo el pueblo, el puerto y el mar Mediterráneo que se extendía hasta el horizonte. La torre en sí, aunque en ruinas, nos ofreció una de las mejores vistas de Cinque Terre. Nos sentamos allí un rato, disfrutando de la quietud del lugar y de la belleza natural de los acantilados que caían directamente hacia el mar. La sensación de estar rodeados de historia y naturaleza era mágica.

Luego de la caminata hasta la torre, nos dirigimos hacia un pequeño sendero conocido como el Viale dei Cipressi, un camino rodeado de cipreses que conecta Vernazza con sus alrededores más tranquilos. Decidimos caminar por este sendero, disfrutando de las vistas del campo, los viñedos y las colinas verdes que rodean el pueblo. La serenidad del lugar nos ofreció un descanso perfecto tras la actividad de la mañana, mientras el sonido de los pájaros y el viento entre los árboles acompañaban nuestros pasos.

El paisaje aquí era tan pintoresco que no podíamos dejar de admirar cada rincón, las casas dispersas, los olivares y las hileras de viñedos que cubren las colinas. Al final del sendero, llegamos a un pequeño mirador que ofrecía una vista aún más impresionante de Vernazza, el mar y los acantilados circundantes. Sentados en ese mirador, nos sentíamos parte de la naturaleza que nos rodeaba.

Al caer la tarde, nos dirigimos hacia uno de los restaurantes cercanos al puerto, donde decidimos disfrutar de una cena al aire libre con vistas al mar. El menú ofrecía lo mejor de la cocina de Cinque Terre, pasta con pesto, un plato típico de la región, fritto misto de mariscos (mezcla de mariscos fritos) y anchovas frescas. La frescura de los ingredientes, muchos de ellos recién traídos del mar, hizo que cada bocado fuera una experiencia memorable.

Con una copa de vino blanco en mano, brindamos por la belleza de Vernazza, mientras el sol comenzaba a ponerse en el horizonte. Los colores del cielo se reflejaban en el agua, creando una atmósfera tranquila y mágica. La brisa del mar acariciaba nuestra piel, y nos sentimos agradecidos de poder disfrutar de un lugar tan especial, alejado de las multitudes y lleno de encanto.
 

Con la cena disfrutada y el cielo estrellado sobre nosotros, dimos un último paseo por las calles tranquilas de Vernazza. Las luces de la plaza y el puerto reflejaban su brillo en el agua, y la paz de la noche nos envolvía. Vernazza, con su ambiente sereno y su belleza natural, había sido el lugar perfecto para relajarnos y disfrutar de la vida en la costa italiana.

Finalmente, regresamos a la camper, estacionada cerca de la entrada del pueblo, y nos acomodamos para descansar. Sabíamos que habíamos vivido una de las experiencias más especiales de nuestro viaje en este rincón escondido de Cinque Terre. Vernazza, con su mar azul, sus vistas panorámicas y su arquitectura encantadora, se quedaría en nuestra memoria como uno de los destinos más inolvidables de toda la travesía.

El poder de la imaginación nos hace infinitos


Es justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace que la vida sea interesante

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Enséñame lo limitado de mi tiempo, porque el bien de la vida no radica en su extensión sino en su uso.






 Tengo mi propia versión del optimismo. Si no puedo cruzar una puerta, cruzaré otra o haré otra puerta. Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente.


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