domingo, 6 de octubre de 2024

Portofino, Génova, Italia

Nuestro viaje en la camper nos llevó a uno de los destinos más icónicos de Italia,  Portofino, un pequeño y lujoso pueblo que ha capturado el corazón de viajeros de todo el mundo. Conocido por su puerto pintoresco, sus casas de colores pastel y su atmósfera exclusiva, Portofino se presentó ante nosotros como un lugar donde la naturaleza y la sofisticación se encuentran en perfecta armonía.

Dejamos nuestra camper en un área cercana a Santa Margherita Ligure, ya que el acceso a Portofino está restringido a vehículos más pequeños, y tomamos un servicio de transporte que nos llevó directamente al corazón de este mágico lugar.

Nada más llegar, el pequeño puerto de Portofino nos recibió con su belleza cinematográfica. Las casas de colores cálidos que rodean la bahía se reflejaban en las aguas tranquilas, donde yates de lujo y barcos de pesca se balanceaban suavemente.

Caminamos por la Piazza Martiri dell’Olivetta, el corazón del pueblo, donde las terrazas de cafés y boutiques de alta gama añadían un aire sofisticado. Nos detuvimos a disfrutar de un espresso mientras observábamos el ir y venir de los visitantes y los pescadores locales, cada uno añadiendo su toque al encanto del lugar.

Desde el puerto, nos dirigimos por las calles empedradas hasta la Iglesia de San Giorgio, situada en una colina con vistas panorámicas al pueblo y al mar. Este pequeño santuario, dedicado al patrón de Portofino, es un lugar tranquilo donde pudimos reflexionar y admirar las reliquias que se conservan en su interior.

Al salir, seguimos el camino que lleva al Castillo Brown, una histórica fortaleza rodeada de jardines exuberantes. Desde su terraza, las vistas al golfo de Tigullio eran absolutamente impresionantes, con el azul profundo del mar extendiéndose hasta el horizonte.

Tras un almuerzo ligero de trofie al pesto en un restaurante con vistas al puerto, nos dirigimos al Faro de Portofino, ubicado en el extremo de la península. El sendero que lleva al faro es un recorrido inolvidable, rodeado de vegetación mediterránea y ofreciendo vistas espectaculares del mar.

Al llegar al faro, nos tomamos un momento para disfrutar de la paz del lugar, acompañados por el sonido de las olas rompiendo contra las rocas. Desde aquí, pudimos contemplar el azul infinito del mar y la costa de Liguria en todo su esplendor.

Regresamos al puerto y decidimos explorar las aguas cristalinas que rodean Portofino.


Para la cena, elegimos un restaurante elegante con vistas al puerto. Nos deleitamos con un menú que incluía risotto al nero di seppia y pescado fresco del día, todo acompañado de un vino blanco. La comida, servida bajo las luces suaves del pueblo y el brillo de los yates anclados, fue una experiencia inolvidable.

Mientras cenábamos, el sol se ponía lentamente, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados que se reflejaban en el agua del puerto. Portofino, iluminado por las luces nocturnas, parecía salido de un sueño.

Antes de regresar a nuestra camper, dimos un último paseo por el puerto, disfrutando de la calma de la noche. Las tiendas habían cerrado y las calles estaban tranquilas, permitiéndonos disfrutar de la magia del lugar en su estado más sereno.

Portofino, con su mezcla de belleza natural, elegancia y tranquilidad, nos dejó una huella imborrable. Mientras volvíamos a la camper, reflexionamos sobre la suerte de haber experimentado este rincón de Italia, un lugar que encarna la esencia misma de la Riviera Ligur.




Soñar despierto tiene un nombre: esperanza.






Si he visto más lejos que otros, es poniéndome de pie sobre los hombros de gigantes.


Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica… la voluntad. 

La serenidad no es estar a salvo de la tormenta; es encontrar la paz en medio de ella





Un hombre en calma es como un árbol que da sombra. Las personas que necesitan refugio se acercan a él.





















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