Nuestro viaje en la camper nos llevó a Rapallo, una de las joyas de la Riviera de Liguria. Este animado y pintoresco pueblo costero, famoso por su historia, su paseo marítimo y su atmósfera acogedora, nos recibió con su belleza y su energía vibrante. Estacionamos nuestra camper en un área cercana al centro y nos preparamos para explorar este encantador destino.
Comenzamos nuestro día paseando por el Lungomare Vittorio Veneto, el paseo marítimo de Rapallo, donde las palmeras, las terrazas de cafés y las fachadas coloridas de los edificios nos acompañaron. El mar brillaba bajo el sol, y los barcos amarrados en el puerto añadían un toque pintoresco al paisaje.
Nos detuvimos para tomar un café y disfrutar de un trozo de focaccia ligure en una terraza con vistas al mar. La combinación del aroma del café con la brisa marina y el suave murmullo de las olas nos llenó de energía para el día por delante.
Después del paseo, nos adentramos en el centro histórico de Rapallo, una red de calles estrechas y plazas llenas de vida. Visitamos la Basílica de los Santos Gervasio y Protasio, un majestuoso edificio con una mezcla de estilos arquitectónicos y un interior impresionante decorado con frescos y mármoles.
Caminando por las calles empedradas, descubrimos pequeñas boutiques, panaderías y tiendas de artesanía local. Nos detuvimos en una confitería para probar los famosos amaretti, dulces típicos de la región.
Uno de los puntos imprescindibles de nuestra visita fue el Castillo de Rapallo, una fortaleza que se alza junto al mar. Este icónico edificio, construido en el siglo XVI para proteger la ciudad de los ataques piratas, ofrece una atmósfera histórica y unas vistas espectaculares del golfo de Tigullio.
Caminamos por los alrededores del castillo, disfrutando de su arquitectura y de las vistas al mar. Desde allí, pudimos contemplar los colores del pueblo reflejándose en las aguas tranquilas, un paisaje digno de postal.
Para vivir una experiencia única, tomamos el teleférico de Rapallo, que nos llevó al Santuario de Nostra Signora di Montallegro, ubicado en lo alto de las colinas que rodean el pueblo. Este santuario, un lugar de peregrinación, no solo es un sitio de gran importancia espiritual, sino que también ofrece vistas impresionantes de Rapallo y la costa ligur.
El interior del santuario, decorado con mármoles y frescos, nos brindó un momento de calma y reflexión. En el exterior, pasamos un rato disfrutando de las vistas panorámicas, con el mar extendiéndose hasta el horizonte y los pueblos costeros visibles en la distancia.
De regreso al centro, decidimos cenar en uno de los restaurantes del paseo marítimo. Optamos por un plato de trenette al pesto, la pasta tradicional acompañada del icónico pesto genovés, y un carpaccio de atún fresco. Acompañamos la cena con una copa de vino blanco, mientras observábamos cómo el sol se ponía detrás de las colinas, llenando el cielo de colores cálidos.
El ambiente era mágico, con las luces de las farolas y los barcos del puerto iluminando suavemente la noche.
Con la tranquilidad de la noche, dimos un último paseo por el Lungomare Vittorio Veneto, disfrutando del reflejo de las luces en el agua y el aire fresco del mar. Rapallo, iluminada en la oscuridad, tenía un encanto especial que nos hacía difícil despedirnos.
Al regresar a nuestra camper, reflexionamos sobre todo lo que habíamos vivido durante el día. Rapallo, con su mezcla de historia, naturaleza y vida vibrante, nos había cautivado por completo. Nos fuimos con la sensación de haber descubierto uno de los tesoros más encantadores de la Riviera de Liguria, un lugar que combina tradición y modernidad de una manera única.
domingo, 6 de octubre de 2024
Rapallo, Génova, Italia
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